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En ese duermevela
de la tarde estival,
cuando las horas
se hacen eternas
y el calor nos conduce
a un sopor ingrato,
cuando la brisa se hace sueños,
me vienen vaivenes de rayos de luz,
que me regalan un trozo de vida...
y no deseo nada,
sólo tu compañía...
En ese duermevela
envuelta en llamas de sol,
sin agua ni besos húmedos,
entre llagas de anhelos por tu mirada...
me nubla el sentido
y trasforma mis huesos...
Tus brazos cálidos,
tus palabras en un susurro...
la música que se cuela
entre los pliegues de mi vestido,
para llenar el verano,
con sólo tu compañía...
En ese duermevela
que se me agolpa entre las horas ociosas,
Un soplo de aire frío
que se cuela en el recuerdo,
un sonido o una lágrima perdida,
mirando pasar los minutos en el reloj,
esperando el color y la llama de tu presencia,
queriendo solo tu compañía...
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