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La noche se cerraba entre mil estrellas mudas.
Aquellas que miraban un beso entre la luna.
La noche se cernía impasible y me devolvía la vida.
A cada sueño que me envolvía,
y me regalaba el color oscuro de tus ojos...
y a cada paso, en cada caricia,
rememoraba esa mágica sensación
con sabor a juventud.
Entre el letargo y la duermevela,
en ese momento en el que la luz
no acaba de encenderse en el despertar del sueño,
en ese instante en el que todo es claro y azul
y te tengo a mi lado para no perderte,
para no fundirme entre las notas del alba, en una canción...
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