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Era esa niebla densa la que envolvía como un abrigo sus sueños inútiles...
Tanto pensar, tantos proyectos, tanto ruido y tantas nueces... Todo se vino abajo en una sola mañana. quedando el salón mojado, una vez que el fuego se apagó. ¡Malditas estufas viejas!!!
La habitación había quedado completamente en ruinas. Lo peor era la pérdida de los recuerdos, aquellos que podían palparse y sacar a la luz alguna que otra vez. Cuando los que habían estado en la mente, se borraban incomprensiblemente, siendo sustituidos unos detrás de otros. Las fotos, las cartas, los recortes de periódico, los documentos importantes que guardaba en uno de los cajones del aparador...
Malditas estufas viejas...
Lo único que le quedó fue el décimo de la lotería que le regalaron sus hijos hacía unos días. Precisamente por ello, lo había guardado en el bolsillo de su bata, para acariciarlo de vez en cuando, no porque pensara que iba a tocarle, sino porque había sido un regalo de ellos, uno de los escasos regalos que le llegaban ya... Ahora, era el único recuerdo físico que le quedaba... No sabía cuándo iba a poner en orden su vida otra vez. Todo parecía un caos...
La radio de su vecino se escuchaba desde el pasillo, ahora que la puerta de la casa la tenía abierta, esperando que aquel olor a humo se marchase directamente escaleras abajo y se fuera de su casa y de su vida para siempre. Pensaba que jamás lograría desprenderse del todo de aquel olor característico a recuerdos quemados...
El sonsonete de las voces de los niños que cantaban la lotería de navidad se esparcía por los rellanos, con esa musiquilla con sabor a un pasado feliz, cuando se ponía el belén en su casa y los niños pequeños iban desenvolviendo las figuritas una a una:
- Aquí ponemos una oveja, papá...
- Yo coloco el puente !
- A mí déjame poner a los pastores con su lumbre...
De pronto, el teléfono suena. regresando de golpe a la pesadilla...
- Papá, papá...!!! Nos ha tocado la lotería, papá... El décimo que te regalamos ha salido premiado... Nos ha tocado el gordo, papá... ¿No dices nada??!!!
Esa niebla densa que envolvía como un abrigo sus sueños inútiles, de pronto, se convirtió en esperanza. La que le regaló de pronto, un golpe de suerte...
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