Hoy he salido a andar. Aprovechando las vacaciones y la obligación de bajar
el maldito colesterol que vive instalado en mis arterias e hígado. Bien
tempranito previendo el calor que se avecinaba a lo largo del día.
Comienzo mi recorrido por la Ronda Norte de Cáceres, desde Aguas Vivas,
cruzando el puente hacia adentro y en dirección a la rotonda del V Centenario.
Pocas personas en un principio. La gente estará trabajando y aquellas que
disfruten de vacaciones y con este calor, se habrán ido a las piscinas o fuera
de la ciudad. Pero hete aquí que empiezo a cruzarme con varias personas. Hombres
y mujeres de todas las edades y condiciones. Curiosamente, los hombres (todos y
sin excepción), iban con la camiseta en la mano. No entiendo el porqué. Sí,
hace calor, pero estamos en la ciudad, aunque sea la Ronda Norte.
No es cívico, o al menos a mí no me lo parece. Mi cabeza empieza a reflexionar
sobre esto, mientras voy dando sorbitos de agua de una botellina que, a cada
paso, se vuelve más caliente, y por los cascos escucho música para animarme.
Además, y de vez en cuando, marcando los kilómetros, la voz del Endomondo me “canta”
el recorrido y el tiempo invertido. Pues bien, mi reflexión no se hace esperar
y me voy preguntando, primero tímidamente y después con algo más de valor: ¿por
qué no me cruzo con mujeres con el torso desnudo también? O puestos a verlo
desde el pudor, ¿con el bikini o el bañador? Supongo que será porque si así
fuera, la policía que va “para arriba y para abajo”, las detendría por
impúdicas. Claro, ellas (nosotras) no tenemos calor y por eso no tenemos
necesidad de quitarnos la camiseta cuando vamos de marcha. Ellos sí. Su
termostato será diferente.
Me
quedo con ese pensamiento, de momento.
Al dar la vuelta a la Ronda, entro por un atajo al camino que conduce
directamente a la entrada por Aguas Vivas del Parque del Príncipe. Aquí también
hay hombres corriendo y paseando, pero con camiseta. No exponen sus carnes al
sol ni a la vista de personas que no tenemos ninguna necesidad de “admirar”
musculitos o bronceados varios, o carnes fofas y arrugadas, que también se van
enseñando, no os creáis!. Me imagino que, para esas mentes tan calurosas, no es
lo mismo, y el parque lo presuponen dentro de la ciudad.
En fin. Serán cosas mías, pero no me gusta. Estará bien hecho, o estará
permitido en ellos, pero no me gusta. Serán retazos de libertades, pero no me
gusta. Tendré que dejarlo pasar, pero no me gusta. Será que es así, pero no me
gusta. Qué le vamos a hacer.
En otro momento os contaré lo que me ha pasado con un viejo verde en el
Paseo de Cánovas. No tiene desperdicio. Me he reído lo que no está escrito,
pero porque me he quedado sin saber qué decirle.Y este sí que llevaba la camiseta puesta.
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