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Érase una vez un garbanzo, -para ser más exactos, un garbanzo tierno, cocido-, que había escapado del cuenco de la comida del gato y descansaba plácidamente en el suelo, tomando el sol;
Y éranse, a la misma vez, 14 hormigas en busca de comida para almacenar, ávidas de llevarse toda la que podían.
Encontraron al garbanzo y le rodearon, una se quedó fuera como dando instrucciones:
“-Tirar hacia allá, traer por aquí...”.
El garbanzo empezó a moverse primero a la izquierda, luego a la derecha, hacia delante... sin rumbo fijo.
Las hormigas no se ponían de acuerdo y frustradas, la mayoría y a la misma vez como si hubieran escuchado una orden, se retiraron y se fueron a toda pastilla en busca de otra cosa mejor.
Sólo quedaron 4, cada una en una esquina. No entendían que así no iban a ninguna parte, todas tirando hacia distintos sitios... luego quedaron 2, una frente a la otra... y tampoco... pero, ¡qué tercas!.
De repente, una sombra cayó sobre ellas, el gato abrió la boca y garbanzo y hormigas desaparecieron, se lo comió todo y las tercas de las hormigas no se soltaron del garbanzo ni cuando vieron que iban a formar parte del organismo gatuno.
Lo que es la vida!!!! Y para que veáis que es una historia verídica, os dejo una foto de una parte del evento que ha tenido lugar esta misma mañana.
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