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Cuando el
alba despuntaba y el primer rayo de sol se coló en su ventana, sus
lágrimas de frustración ya se habían secado, sintiendo las ganas
anidando en su piel.
Un escalofrío recorrió su espalda al sentir
cómo una puerta se abría... Y allí estabas tú. Y el deseo se
desplazó hasta sus brazos para abrirse y quedar, entre ellos, tu
cuerpo.
Tus manos recorrían su piel deseoso de caricias, llenándose
de ella, de sus pechos, su vientre, su cara...
Las suyas te
exploraban, cubriendo de besos tu cuello... mientras la razón de tu
deseo despertaba ante ella, sintiéndote crecer con tu ansiedad... La
ropa fue desapareciendo poco a poco de vuestros cuerpos hasta
quedaros desnudos... después de haber esperado tanto tiempo, eráis
como piel nueva sobre piel...
Sus pechos se amoldaron perfectamente
en tu torso, sintiendo su tibieza, su calor, su suavidad... Tu boca
los recorría descargando sensaciones mientras saboreabas sus
delicias y su tersura...
Sus manos buscaban tu centro acariciándolo
en todo su esplendor, y pensabas que no querías estar en ningún
otro lugar, querías que aquello perdurara eternamente, pero el
apremio golpeaba en tu interior, sintiéndote caer como en un
abismo...
Cubriste su cuerpo con el tuyo, llenándolo de calor...
dentro... muy dentro... deslizándote suavemente, y ella se sintió
completa, cuando desde dentro se desplegaban mariposas... hasta
llegar... mientras llegabais... cuando ya llegasteis.
Pasaba sus
manos por tu piel, levantando intensas sensaciones en la
terminaciones nerviosas de tu cuerpo, hasta que ya no pudiste más y
un grito salió de tu garganta, un grito salió de la suya... entre
gemidos entrecortados y sudor... besos, pasión, muerte súbita,
subir... hasta lo más alto... y después descender lentamente,
cuando vuestros latidos se iban meciendo entre las sábanas...
quedando agotados, felices, gozosos, laxos...mientras... despuntaba
el día.
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