lunes, 4 de noviembre de 2013

EL TIEMPO Y LA VIDA

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Tenía ganas de gritar, de expulsar de mi cuerpo la apatía y la tristeza. Necesitaba desprenderme de las preguntas que me rondaban alrededor... Miraba sin ver el camino que se iba trazando a cada segundo de mi existencia. Sentía los pies fríos, y la angustia que se colaba por mi garganta, haciéndome tiritar de miedo... 

Y quería gritar, y no podía, las lágrimas se agolpaban en las cuencas de mis ojos vacíos, queriendo inundarme de desamor... Nada parecía igual, hasta que me hablaste. Empecé a girar mis sentimientos en un torbellino sin fin. Como las hojas secas en el otoño. Como las hojas que tengo aquí, en mi casa, en mi puerto, en mi corazón. 

Necesitaba gritar y no salía la voz. Mi garganta se cerraba en mi mundo aullando de dolor, y mis sueños se rompían porque iba a gritar y no podía. De pronto, sin saberlo, en silencio... tus palabras llenaron mi angustia, retornó a mí la calidez de tu recuerdo, llegando a palpar tu cercanía, tus latidos, tus sentimientos... creyéndolos míos, cayendo en tu silencio, despojándome de mis miedos y envolviéndome otra vez, como si no te hubieras ido, como si todo fuera un sueño... sintiendo ganas de gritar... gritando tu nombre al viento, a través de mi ventana, con mi voz en el aire... y entre nosotros... la esperanza, el tiempo y la vida...

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