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(Para Montse Fernández Gundín)
Imaginaba de alguna
manera, que la música entraba por su ventana,
gratificante y
libertadora, sosteniéndose entre las notas
dándole argumentos para
allanar el camino de su vida.
Llegaba al final del
pentagrama, sin saber cómo,
siguiendo aquellas voces
que se sucedían unas encima de otras,
como si de dos amantes se
tratara...
Y esperaba una señal
para acercarse y comenzar a volar,
con su mente, con su
deseo, con su imaginación..
en esta noche fría y
dura... tan enriquecedora...
Hacía que sus latidos se
escucharan hasta el final.
No parecía ella, y sin
embargo allí estaba,
abriendo los ojos a la
noche, en su sueño,
donde él la esperaba, como
siempre, al filo de la luna,
con una promesa de besos
en los labios,
y una lluvia de estrellas
cayendo sobre su corazón...
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