(Este relato ha salido del baúl de los recuerdos. Escrito en 1981. Tenía 16 años...)
Siento en mi alma aquella
libertad perdida,
que resuena en mis oídos
a modo de castañuelas.
Presiento las nubes sobre
mi, cargadas de lágrimas
y cómo el viento juega y
el rocío me baña.
Noto ya en mis manos que
la brisa envuelve mis sueños,
los pasos se oyen en el
silencio y la noche me mira con amor...
Pongo en mi cabello las
flores que me dio el alba
y el suelo estalla en mil
colores que me rozan al pasar,
todo me lo das, me lo
envuelves en sedas,
y yo te amo como siempre,
porque tus ojos son mi mundo...
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