DÍA 59
No ha estado tan mal después de todo... He podido llegar a los 4, 22 km.
Teniendo en cuenta la ansiedad y todo eso, es todo un récord.
La primera vuelta la he dado bien, pero había mucha testosterona en el ambiente y yo llevaba las mallas de verano puestas. Un grupito de chicos tumbados en el césped me han piropeado a base de bien... Y es que tengo una retaguardia que ya quisieran muchas de 20 años... jejejejejeej....
Por consiguiente, no he dado la segunda vuelta por principios. Bueno, por principios y por vergüenza, que a una todavía se le suben los colores...
He salido del Parque y he seguido corriendo por la Ronda Norte hasta el primer puente. Habría seguido, pero por allí casi no hay sombra y hacía un calor espantoso.
Además esa cuesta no se terminaba nunca. Iba mirando para el suelo y al alzar la vista me parecía que seguía en el mismo punto... Se me ha hecho muy "cuesta arriba" (nunca mejor dicho), por lo que he vuelto al Parque para acabar resoplando y sin fuerzas...
He llegado a mi casa casi a cuatro patas, sudando como un pollo y hasta un poco mareada.
Pero lo más importante es que he vuelto a encontrar el tono y el ritmo. El secreto está en no pensar. En dejar la mente en blanco y sólo escuchar la música que va sonando por los auriculares, esa música que me transporta y me vacía de pensamientos... Sólo correr, respirar, avanzar, respirar otra vez, correr, sonreír... y regresar renovada y con las famosas endorfinas saltando por mis venas...
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