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Esta mañana te tuve por un
segundo.
Era tu voz la que me sostenía la mirada, tus palabras fundiéndose en
el aire, lleno de promesas...
Nada había que se interpusiera, ni silencios ni
malos pensamientos, de esos que corretean entre miradas turbias y deseos
encontrados.
Expectativas de sueños y caricias, de besos y silencios... entre
la esperanza y la ilusión coronando otra vez los giros de la vida en torno a
mí...
Mientras, siento el calor y el recuerdo de imágenes que nunca sucedieron,
en esta nueva etapa, escuchando tu voz suave llenar mis oídos...
No está tan
lejano el día en el que tenga un momento contigo, con tu mirada dorada y mis manos...
queriendo abarcar en todo nuestro espacio.
Sin prisas, mañana, para no pasar de
largo...
No, ya no... las palabras te van definiendo poco a poco hasta que me
veas en tus ojos, sin razón alguna, sin pensar en el después...
creando un
nuevo sentimiento sobrevolando la niebla que aún se esparce y que clarea
lentamente entre los dos.
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