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Se hundían mis pies en la hierba y no me importaba.
A cada paso que daba un nuevo reto se sucedía.
Un pensamiento aparecía entre los caminos que enarbolaban mis sueños
en esta tarde apacible con olor a lluvia.
Nada en un encuentro y, a la vez, todo cambia en un segundo.
Para estrenar el tiempo entre nosotros
sin querer que se termine nunca.
Es el momento de la esperanza...
Tranzando un recorrido entre los recodos del camino,
se hundían mis pies en la hierba y no me importaba.
Cuando la música resuena entre los dos y nos conduce, sin querer,
a perdernos entre un abrazo y un beso...
Nada hay que no queramos amar.
Me roza tu piel y me estremezco...
para perderme entre la caricia de tu voz y mis canciones...
Aquella mirada que me busca entre sentidos y parpadeos...
sumergiéndome en el agua de tus ojos...
Me regalaba el frescor del día entre ese aire caliente que presagiaba la tormenta...
cuando se hundían mis pies en la hierba y no me importaba...
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