miércoles, 4 de junio de 2014

NACER

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De repente vi el largo camino frente a mi, 
iluminado con las luces de un amanecer nuevo y renovado. 

La libertad se cernía en torno a mi persona y mis pensamientos, 
de tal manera que la angustia que me acompañaba 
se deshacía dentro de mi cuerpo.

El olor a mañana estival, con ese frescor a limpio y a nuevos colores, 
me envolvía hasta aparecer en mis sueños y quedarse conmigo una temporada. 

Unos ojos tibios que podrían seducirme y que me saludarían, 
una boca que podría invitarme a un beso, 
unos brazos que podrían envolver mi cuerpo entre ellos... 

Pero era esa sensación extraña de ser yo misma, 
la que revivía mis nuevos momentos 
creando mágicas luces que giran a mi alrededor.

Para dar cabida a tantas sensaciones, primero me quedé vacía. 
Porque para poder avanzar un paso cada día,
nací otra vez de manera distinta.

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